Friday 29 October 2010

LAS CALLES DE LIMA

Nadie puede dudar que las calles desde la más remota antigüedad han sido hechas para el desahogo, para la comodidad y para la distracción y entretenimiento de los vecinos de las poblaciones. Esta es una verdad que está fuera de toda discusión o controversia. Quizá nadie haya escrito una palabra sobre ella, y no obstante, puede decirse con toda seguridad, que es una cosa pasada ya en autoridad de cosa juzgada. Sin las calles, ¡Dios mío! ¿Qué espectáculo, qué diversiones podrían verse jamás? ¿Qué reuniones, qué concurrencias públicas, qué paseos, ni qué procesiones? Todo el mundo viviría aislado, triste, melancólico, abandonado a sí mismo en medio de una soledad insípida, fastidiosa, abominable. Los hombres... ¡Oh! Los hombres se morirían sin remedio en cuatro días; porque, acostumbrados como están a una locomoción continuada, y a esa actividad de que tanto necesitan, por su propia naturaleza se irían consumiendo lentamente, en fuerza del disgusto que trae consigo una vida tranquila y sedentaria. El bello sexo, reducido a ocultar sus gracias y sus primores entre las paredes estrechas de un recinto, perdería todo su influjo, toda esa fuerza mágica con que sabe encadenar los corazones... No existiría la sociedad; no habría encantos, no habría atractivos de ninguna especie para los individuos; y una disociación completa e inevitable sería tal vez el resultado... ¡Ah! ¡Qué cuadro tan triste, tan desconsolador, tan aflictivo! Apartemos la vista de él, y demos gracias a Dios de que tenemos calles en Lima, para pasearnos y para gozar de ellas; y no como quiera, sino que son unas calles que convidan a pasear al hombre más recoleto; porque son tantas las comodidades y las conveniencias que presentan a los transeúntes, que me temo que los afanes y desvelos que la policía se toma a este respecto han de venir a causarle una pulmonía, de aquellas que suelen dar al traste con la vida, y aun con los trastes del que la padece. ¡Qué lisonjera perspectiva se deja ver por todas partes! ¡Cuánto gusto, cuánta satisfacción en los semblantes de los que van y vienen! Por allá va un pisaverde almibarado perfumando la atmósfera con sus esencias, y un negro enorme, con una batea de manteca en la cabeza, acaba de disputarle la acera y mancharle el sombrero de castor de Waterproof. Más adelante una señorita que iba distraída, con la vista fija en su amante que pasaba al mismo tiempo por el frente y en dirección contraria, recibió un encontrón casual de la mula de un repartidor de pan que caminaba a toda prisa, y que dándole con los capachos de lleno sobre las posaderas, que según lo visto le costaban su dinero, se las derribó en el suelo sin ceremonia. De este otro lado se advierte, a la puerta de una tienda oscura, una gran paila de chicharrones puesta sobre tres ladrillos a guisa de fogón, y ocupando con su volumen media calle, y llenando de humo y ceniza la otra media; de modo que para pasar por allí es menester tomar la vereda opuesta, y contener el resuello por algunos minutos. Al torcer por la calle de la izquierda, un pobre anciano, cuya vista no era de las más perspicaces, se ha sacado un ojo con la caña de un toldo que tiene puesto allí una frutera para que no se le asoleen las naranjas, y que se sale más de dos varas hacia fuera; y al huir el cuerpo hacia atrás, en fuerza del dolor, puso por desgracia un pie sobre algunas cáscaras de plátano, que sin duda un maldito muchacho debió dejar allí regadas por el suelo después de comerse la fruta, y fue rodando inevitablemente hasta dar con las narices sobre las de un perro gigantesco que yacía dormido allí cerca, y quien, en cambio de este inesperado cumplimiento, le devolvió un par de mordiscones que casi, casi lo dejan desnarigado. Mire usted, señor lector, a aquella madamisela que va por el extremo de la derecha, ¿no parece que fuera bailando un traspié? Pero no crea usted, sino que ese es efecto del delicioso enlozado de nuestras calles, que convida a bailar. ¿En dónde podría encontrarse un piso más cómodo, más agradable? ¡Ah! Esos malditos franceses que se han apoderado, sin saber cómo, de toda la calle de Mercaderes, y nos han descompuesto las veredas, sin más motivo que por ese espíritu de novedad y de reforma, ¡que es el móvil de todas las acciones!... ¡Qué gente! Y luego admita usted franceses aquí... ¡Hola! Por aquel balcón verde de celosías a la antigua, acaban de botar a lo menos cuatro azumbres de una agua de varios colores, grasienta y mefítica, que ha bañado de pies a cabeza a un mozalbete que pasaba a la sazón, y que va jurando y maldiciendo como un carretero. ¡Válgame Dios! ¡Y qué hermosa laguna tenemos en aquella calle de más allá! ¿Quién pasa por ahí? Nadie: es menester, cuando menos, rodear dos o tres cuadras; cosa que, por cierto, cuesta muy poco, y mucho más al que tenga algunos callos. ¿Y habrá con todo esto quién asegure que las calles de Lima no son cómodas y agradables; y que no son un manantial perenne de placeres, de satisfacciones y de contento para los que las transitan?


MANUEL ASCENSIO SEGURA,Artículos de costumbres.

locomoción: acción de moverse de un lugar a otro.

disociación: separación de dos cosas.

recoleto: persona que vive con gran recogimiento.

pisaverde: joven muy presumido.

capachos: alforjas, canastas.

resuello: respiración, aliento.

celosía: enrejado que se pone en las ventanas para ver desde dentro sin ser visto desde fuera.

mefítico(a): fétido, maloliente.


1. Según el texto, ¿para qué han sido hechas las calles?


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2. Si no hubiera calles, ¿qué efectos tendría ello en los hombres y en las mujeres?

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3. Explica el significado de las siguientes expresiones:

• “pisaverde almibarado” ______________________________________________________________

• “acostumbrados como están a una locomo¬ción continuada” _______________________________________

4. ¿Qué sucesos desafortunados les ocurren a las siguientes personas durante su paseo por las calles de Lima?

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• Una señorita distraída.

• Un pobre anciano.

• Una madamisela.

• Un mozalbete.

5.¿Por qué el autor ha elegido la segunda persona para escribir este artículo? ¿Qué pretende lograr con ello?









6. Los autores costumbristas como Ascensio Segura se inclinaban por el juicio crítico. En este artículo, ¿hacia dónde apunta la crítica del autor?









7. Subraya las ideas que se infieren del texto.

• No es placentero caminar por las calles de Lima.

• Salir a la calle contribuye a poner nos en contacto con el grupo social.

• Las calles de Lima son peligrosas e inseguras.



8. ¿Crees que la crítica del autor respecto a las calles de Lima es válida también en la actualidad o se han producido cambios?

1 comment:

  1. Adrián B. 3º Sec.

    1. Según el texto, las calles han sido hechas para el desahogo, para la comodidad y para la distracción y entretenimiento de los vecinos de las poblaciones.

    2. Todo el mundo viviría aislado, triste, melancólico, abandonado a sí mismo en medio de una soledad insípida, fastidiosa, abominable.Sin poder movilizarse. Moriría.

    3.• “pisaverde almibarado”
    Algún chico con "pinta" de pituco o creído que se pasea por las calles.

    • “acostumbrados como están a una locomoción continuada”
    Gente que asiduamente esta en movimiento y actividad.

    4. •La señorita distraída por su amante que también iba por las calles, recibió el golpe de la mula del repartidor de pan, en las posaderas.

    •Un pobre anciano se golpeó con una vara de construcción, luego se resbaló con una cascara de plátano y al final terminó mordido por un perro al que despertó después de resbalarse.

    •Una madamisela que pareciera que bailará mientras va cruzano las calles.

    •Un mozalbete que iba maldiciendo porque fue empapado de pies a cabeza con pintura fétida que fue tirada por un balcón.

    5. Porque quizás quería lograr la impresión donde es el lector el cual ve todas las situaciones. Quería atrapar al lector haciéndole creer que es testigo.

    6. Apunta a lo grandioso de las calles de Lima y critica a personas(francese) que quieren "alienar" las calles, critica también a la misma falta de calles que tal y como expresa sería de seguro una muerte lenta y solitaria.

    7. • Salir a la calle contribuye a poner nos en contacto con el grupo social.

    8. Aunque la lectura se ubica en un contexto republicano de las antiguas calles de lima (S.XIX-S.XX)aún se presentan ciertas situaciones curiosas que llenan de color y originalidad las actuales calles. Además las calles siempre van a ser esenciales en la vida y locomoción de las personas.

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